44 mujeres asesinadas en lo que va de año a manos de sus parejas o ex parejas. Hay algo peor que esto? Sí, que tu pareja o ex pareja asesine a tu bien más preciado, tus hijos e hijas con el único propósito de infringir el mayor dolor posible e inimaginable para que nos sintamos responsables de su muerte.

Más allá del dato, no debemos olvidar que estos ASESINATOS no son más que la punta de un gran iceberg que lo que esconde da más miedo que el asesinato en sí mismo, que ya  es terrorífico. ¿Cómo luchar contra lo invisible, lo normalizado, lo socializado? ¿Cómo luchar  contra la humillación, insultos, control, dominio, aislamiento,… que padecen las mujeres por parte de sus parejas o ex parejas?

Las mujeres, que en nuestro ADN llevamos incorporado el gen de los cuidados familiares, del sacrificio por los demás, del abandono de una misma, según una ley divina y por ende de los hombres, a lo largo de la historia ha estado relegada…, decir a un según plano sería darle demasiado valor pues ha habido muchos momentos y según en qué zona del planeta estemos,  en los que una cabra tenía y tiene más valor que una mujer.

Tenemos numerosos ejemplos de mujeres que, saltándose los roles que les han sido marcados en cada época, han sido relegadas al olvido o lo que es peor han sido asesinadas públicamente como castigo ejemplarizante de lo que no se debe hacer. Aquí es donde el patriarcado ha encontrado el caldo de cultivo perfecto para imponer y extender sus reglas de poder.

Desgraciadamente, nos encontramos en pleno siglo XXI y seguimos hablando de violencia de género sin inmutarnos como sociedad cuando en realidad estamos hablando de terrorismo machista, de lacra, de pandemia global.

Siguen violando a las mujeres, agrediéndolas sexualmente, a solas o en manada, y ese lugar destinado a impartirse JUSTICIA y en el que deberían sentirse  a salvo, las traiciona y las cuestiona porque no hicieron lo suficiente por defenderse. Y ¿qué es suficiente? ¿Qué entiende la justicia patriarcal que debería ser suficiente para considerarse agresión sexual y no abuso? ¿Luchar hasta perder la vida, por ejemplo?

Hay muchas formas de violencia hacia la mujer y las más peligrosas son las que no se ven. Esas que todos callamos y miramos para otro lado.

Violencia institucional, violencia estructural, violencia simbólica, violencia publicitaria, violencia económica, violencia obstétrica, violencia….violencia… 

La precariedad laboral, la brecha salarial, el techo de cristal, el techo de cemento, la parcialidad, la temporalidad, la inactividad  y la desprotección social de las mujeres, supone una violencia económica de género que vulnera el derecho a la igualdad con la terrible consecuencia de la feminización de la pobreza, que una vez más normaliza la desigualdad de las mujeres.

 

Desde UGT Huelva observamos la necesidad de difundir y mejorar los derechos laborales de las víctimas de violencia de género.

 

1. Al mismo tiempo exigimos trabajar con las organizaciones sindicales y empresariales para el establecimiento de protocolos que garanticen los derechos laborales de trabajadoras en situación de violencia y para una implicación más activa de la Inspección de Trabajo cuando las víctimas sufran perjuicios laborales.

 

1. Negociación de protocolos frente al acoso sexual y acoso por razón de sexo, y el impulso de la negociación de convenios y planes de igualdad para el desarrollo de los derechos de las víctimas de la violencia de género.

 

 

• Por una negociación colectiva con medidas de acción positiva y Planes de igualdad para difundir y mejorar los derechos laborales y la igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres.

UGT Huelva está convencida que la EDUCACIÓN como eje transformador de sociedades basada en un modelo coeducativo es la clave del desarrollo de cualquier país, por ello, exigimos un programa de coeducación efectiva y educación sexual y afectiva en los colegios.

 

 

POR UNA SOCIEDAD DE MUJERES LIBRES, IGUALES Y SIN VIOLENCIA