Artículo de opinión

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Carmen Vidal, Secretaria General de UGT Almería
Carmen Vidal, Secretaria General de UGT Almería

 

El Primero de mayo es, para muchos, un día de fiesta y para otros es una fecha que se utiliza como reconocimiento a todas las personas que, a lo largo de los años, han luchado por un futuro mejor, libre de desigualdades y de pobreza.

Si hacemos un poco de memoria para llegar al origen del primero de mayo hemos de situarnos en el año 1886 en Estados Unidos, cuando en esta fecha se inició una huelga para lograr una jornada laboral de 8 horas en la que la consigna era: 8 horas para trabajar, 8 para dormir y 8 para la casa.

Solamente la implantación de la jornada de 8 horas costó sangre, sudor y lágrimas y hasta llegar a este primero de mayo de 2018 han sido muchos los trabajadores y trabajadoras que perdieron su libertad, e incluso sus vidas, por defender la democracia, la igualdad y una sociedad basada en el bienestar social.

Ahora, estamos asistiendo a una pérdida paulatina de todos los derechos conseguidos por millones de personas que no dudaron en plantarle cara a la degradación laboral y a unas condiciones de vida inhumanas. Y no olvidemos que hoy en día, en pleno siglo XXI, son también numerosos los sindicalistas que están siendo enjuiciados por protestar contra la pérdida de derechos.

Este año hemos asistido al menoscabo de derechos sociales, como, por ejemplo, el derecho a una pensión digna. La jubilación es la culminación de una vida laboral después de la cual los trabajadores y trabajadoras merecen una pensión que se acreciente en la medida que les permita hacer frente a sus necesidades básicas. Y caben aquí mencionar, igualmente, a las personas dependientes, que necesitan ver garantizado su derecho, reconocido por Ley, y olvidado por el gobierno del PP, a ser atendidos de acuerdo a su grado de dependencia.

También continuamos sufriendo los efectos de la última reforma laboral que es, bajo mi punto de vista, la principal causa del paro actual y de la precariedad en la que viven muchas familias españolas, y responsable, también, de la pérdida de confianza en el futuro de nuestros jóvenes, a los que primero hemos formado para luego obligarles a emigrar. Una reforma laboral que ha debilitado la negociación colectiva y que ha favorecido el atropello de los derechos laborales conseguidos hasta ahora, entre ellos el derecho a la protección y a la salud en el trabajo.

Nos sobran las razones para inundar las calles este Primero de Mayo. Tenemos que decirle a este gobierno que es intolerable que los ricos sean cada vez más ricos y los pobres, más pobres. Queremos decirle al gobierno que no puede mirar hacia otro lado ante la desigualdad salarial de género. Y, como no, hay que alzar la voz, y con fuerza, contra la violencia machista que persiste en nuestra sociedad. Hoy en día, en una sociedad supuestamente avanzada, resulta doloroso tener que hablar de esto; en el siglo XXI no tendríamos que exigir el cese de la violencia machista porque esta debería estar ya erradicada, debería ser cosa del siglo pasado. La lucha contra el machismo, la violencia de género, los abusos sexuales, la discriminación por razón de sexo se ha convertido, con toda justicia y por desgracia, en una exigencia prioritaria de nuestra sociedad.

Seguramente que hay más razones para salir a la calle este Primero de Mayo que, ahora, tiene más sentido que nunca. Por eso, como represntante de UGT Almería hago un llamamiento a los trabajadores, pensionistas y ciudadanos, en general, a inundar las calles este día, porque las movilizaciones son el instrumento necesario para lograr ese cambio social necesario para garantizar una sociedad justa, igualitaria y libre de todo tipo de violencia.