UGT alerta de que la complicada situación económica afecta ya al mercado laboral

02/09/2022 |

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El mes de agosto no ha sorprendido en materia de empleo en Córdoba y, por desgracia, se han confirmado los malos pronósticos con el incremento del paro del 2,18%, lo que supone que agosto terminara con 1.479 personas más desempleadas con respecto a julio. Analizadas las cifras, desde UGT se valora como “negativa” esta subida, ya que existe el temor de que las actuales dificultades por las que pasa la economía tengan, en breve, un efecto manifiesto sobre el mercado laboral y, con ello, supongan un nuevo varapalo para las economías domésticas y para las familias trabajadoras cordobesas.
Por sectores, el agrícola es el único en el que la cifra de parados ha descendido en 544 personas. En el resto, observamos una subida preocupante en los números, en el que más se aprecia es en el sector servicios, con 1.275 parados más que en julio. “Es cierto que el mes de agosto suele ser malo ya que el gran motor del empleo, que son los servicios, no suelen arrojar buenos datos durante este mes, pero tampoco ayuda la situación económica y social a nivel global, con una escalada de precios desbocada que parece no tener fin”, señala Francisca Haro, secretaria de Empleo de UGT Córdoba.
Desde UGT “exigimos cambios en la estructura económica de nuestra provincia, priorizando empleos estables a lo largo del año hasta minimizar esa estacionalidad característica de ciudades como Córdoba, tan dependientes del sector servicios. Todo ello, sin dejar de mirar al paro femenino que se sitúa en 13.002 mujeres paradas más que hombres”, explica Haro.
Todo hace indicar que vamos a tener un mes de septiembre y un otoño de dificultades. Ante este panorama, para la responsable provincial de Empleo de UGT “es imprescindible apostar por la mejora de las condiciones laborales y salariales, para evitar así que siga cayendo el poder adquisitivo de nuestra clase trabajadora y, como consecuencia, el consumo y la creación y mantenimiento de los puestos de trabajo. Para ello, el tejido empresarial tiene que ser responsable y entender que es el momento de devolver a la sociedad, a la ciudadanía y a las economías familiares, una buena parte de los beneficios que han venido acumulando a lo largo de los últimos años”.